Objetivo Africa

Cada tarde docenas de cayucos cargados de peces llegan a las playas de Nuakchot. Cientos de personas descargan los peces con cestas; si algún pez cae, siempre hay alguien que lo recoge y lleva a casa para comer. La pesca en Mauritania representa más del 40% de las exportaciones, garantiza el 36% de empleos y contribuye con un 10% en el PIB. Los cayucos son los mismos en los que embarcan (aun con riesgo de su vida) miles de personas para conseguir llegar a Europa en busca de una vida mejor.

Las poblaciones centro africanas se establecen cerca de los ríos. De ellos toman el agua para beber, cocinar, lavar, bañarse, pescar… La falta de agua o el consumo de agua de mala calidad, repercuten directamente en la salud y calidad de vida de las personas. Esta falta de agua o su mala calidad aumenta los índices de mortandad infantil, ya que los niños y niñas menores de 5 años son los más afectados.

Durante tres siglos la isla de Gorée fue la base más activa del comercio de esclavos hacia América. La puerta de los esclavos, el lugar de donde no se regresa, comunicaba la casa de los esclavos con el océano. Desde ahí miles de personas que habían sido capturadas en el continente fueron embarcadas por los esclavistas. Viajaban hacinados, encadenados, sin higiene y muy escasa alimentación. Los que enfermaban durante la travesía eran arrojados por la borda. La tasa de mortalidad de estos viajes rondaba el 20%.

El nombre de lago Rosa se lo da el color de sus aguas. Este color es debido a la presencia de halobacterias y algas halófilas que producen pigmentos rojizos (beta-carotenos). Los hombres recogen la sal del fondo y, ayudándose de cestos, van llenando las barcas. Las mujeres descargan la sal de las barcas en la orilla, para secarla al sol. Para poder soportar las horas que cada día están sumergidos en aguas con 350 g de sal/l, untan su cuerpo con manteca de karité (obtenida del fruto de un árbol que crece en las sabanas).

En el Sahel las mujeres y los niños son los encargados de buscar el agua, recorriendo a veces largas distancias, hasta 10 kms. Eso significa caminar durante varias horas cada día y renunciar al tiempo para realizar otras actividades en el caso de adultos, y dejar la escuela en el caso de los niños, hipotecando educación y futuro. La distancia a los puntos de agua implica disponer de menos de 5 litros de agua por persona al día, que es usada solo para hidratarse y cocinar; la higiene queda en segundo plano y esto acaba generando enfermedades (diarreas, fiebres, infecciones…).

Las mujeres Masai se lavan en el río. Ellas se encargan de cuidar la casa, los hijos y el ganado, de ir a por agua y leña, ordeñar el ganado y hacer la comida. Como no les queda tiempo para cuidar su cabello se afeitan la cabeza. En el mundo hay 800 millones de personas sin acceso al agua potable, 2.500 millones sin acceso al agua básica para la higiene, y más de 5 millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con la falta de agua.

El Ol Doinyo Lengai es el único volcán activo con lava natrocarbo-natita. Esta lava es la más fluida del mundo, y también la más fría, con temperaturas de sólo 510ºC. De color negro, al contacto con el agua cambia a un gris blanquecino. Ol Doinyo Lengai significa “Montaña de Dios” para los Masai. A sus pies pasta el ganado vacuno, la riqueza de un Masai; raramente lo consumen, pero es utilizado como moneda de cambio.

Los Masai poseen una fuerte jerarquía por grupos de edad: infancia, guerrero menor (moran), guerrero mayor y adulto. A medida que van superando fases, los individuos van asumiendo más derechos y deberes. Tras la circuncisión, los chicos se convierten en guerreros menores. Según tradición Masai, para que un joven se convirtiera en adulto debía cazar un león. Hoy en día es un rito simulado.
 

Las mujeres Mursi insertan en su labio inferior platos de madera o cerámica. Cuando una joven Mursi alcanza la edad de 15 o 16 años, su labio inferior es cortado para insertar el primer plato labial, que irá siendo sustituido por otros mayores. Se desconoce el origen de esta práctica; quizás se desfiguraban para no gustar a los comerciantes de esclavos. Hoy es signo de distinción, y cuanto más grande es el plato más atractiva es la mujer y mayor será la dote que recibe su padre, siempre en forma de ganado.

El poblado recibe el nombre de “boma” y es circular. Está cercado por una valla de espinos y ramas de acacia para evitar el ataque de leones y otros depredadores. Las chozas poseen una estructura de ramas, y quedan cubiertas con paja y excrementos de vaca. Todos los años, después de las lluvias, han de reparar las chozas; pero pasados ocho años aproximadamente están tan deterioradas, que prefieren construir un nuevo poblado.

La riqueza y el poder para los Masais se miden en ganado. Cuantas más cabezas de ganado tienes, más importante eres, más vales. Al contraer matrimonio, la dote se paga en animales. Es además su principal fuente de alimento; del ganado aprovechan carne, leche y sangre. Con una flecha hacen una herida a la vaca y recogen su sangre en una calabaza, donde la mezclan con leche. Posteriormente taponan la herida con barro. La sangre con leche es un manjar para los Masais.

Al noroeste de Namibia se encuentra la etnia de los Himba. De vocación ganadera, la vaca es el símbolo de su identidad; de ella extraen la leche (batida es la base de su alimentación), la manteca para untarse, con su piel se visten y con sus excrementos construyen las chozas. La dote de la novia e incluso los delitos se pagan en cabezas de ganado. Se permite la poligamia, siempre que el hombre tenga suficientes vacas para pagar las dotes, pero el tiempo máximo que puede pasar con la misma esposa sin atender a otra es de dos noches.

Mujer Himba en las proximidades de Opuwo, al noroeste de Namibia. Envuelven sus cabellos en arcilla y untan su cuerpo con una mezcla de ocre y manteca de vaca, que deja su piel con un particular color rojizo. Además de su función estética, mantiene la piel hidratada, protegida del sol y de las picaduras de los insectos. Untarse de esta mezcla es su aseo diario, pues las mujeres sólo se bañan una vez en su vida, el día antes de la boda. Los aderezos que llevan distinguen su condición, si están solteras, casadas o viudas.

En Tanzania, actualmente, casi el 30 % de los niños entre 5 y 14 años trabajan. Eso supone que unos 4,2 millones de niños siguen siendo víctimas del trabajo infantil y dejan de ir a la escuela. La industria minera, en especial la del oro, emplea niños menores de 15 años. Manejan productos químicos tóxicos, como el mercurio, que puede causar problemas neurológicos y de desarrollo. Todo a pesar de los esfuerzos que el país está haciendo para acabar con este problema.

Los Mursi se dedican principalmente al pastoreo (ganado vacuno), también a la agricultura (sorgo y maíz) y a la recolección de miel. Son unos 9000, y viven en la región del Omo Central de Etiopía. Sus cabañas, de construcción muy básica, poseen unas pequeñas entradas casi a ras del suelo, que obligaría a un posible enemigo entrar de uno en uno y agachado, una postura vulnerable.

Mujer Tukulor en un mercado de Tekane, al sur de Mauritania, junto al río Senegal. En esta región la población negra es mayoritaria y ha sido discriminada por los grupos dirigentes, minoritarios, de origen árabe. En Mauritania, mueren 8 mujeres por cada 1.000 partos y 54 niños de cada 1.000 en sus primeros años de vida por malnutrición, diarreas, problemas respiratorios y paludismo. Alrededor del 66% de las niñas sufren mutilación genital; la precariedad y falta de higiene con que se practica tiene a menudo graves consecuencias sobre su salud (infecciones, hemorragias…).

Tiene 9 años y vive en Jinka, Etiopía. El color de sus ojos, de un extraño azul intenso está causado por una mutación genética: el síndrome de Waardenburg, que puede provocar alteraciones en la pigmentación de piel, cabello e iris. Detrás de esos ojos hay un niño de la calle, huérfano o abandonado y adicto a una droga. Lleva una botella con gasolina de la que esnifa sus vapores. Es un niño, pobre en un país pobre, que se junta en pandillas que viven de la limosna o de lo que roban.

Los refugiados del conflicto en el Sáhara Occidental viven desde hace 45 años en cinco campamentos en el desierto (hammada argelina), a pocos kilómetros de la ciudad de Tindouf, en un entorno de aridez extrema, que no permite cultivo alguno y en el que solo hay una pobre ganadería (cabras y camellos). Aquí malviven 170.000 personas dependientes por completo de la ayuda internacional. Es una de las crisis humanas más larga de los últimos tiempos, que empieza también a ser olvidada.

Posiblemente sea el desierto más bello del mundo. Dos mil quinientos kilómetros en paralelo a la desolada costa de Namibia. En lengua local Nama, Namib significa espacio enorme. La zona más espectacular de dunas rojas abarca 320 kilómetros de longitud, algunas de hasta 300 metros de altura, las más grandes conocidas. Es también el desierto más antiguo del mundo. El color rojizo de su arena debido a la oxidación es un signo de su edad.

A pesar que la población de Cabo Verde ha experimentado una mejora en salud, las muertes de niños menores de cinco años por enfermedades diarreicas, afecciones respiratorias y otros problemas de salud como la desnutrición, son aún numerosas. La pobreza lleva a los niños a vivir en la calle. Vulnerables y generalmente sin protección, corren el riesgo de ser maltratados y obligados a robar para el beneficio de adultos.

Los Mursi se dedican principalmente al pastoreo (ganado vacuno), agricultura (sorgo y maíz) y recolección de miel. Cuando ocurren epidemias, sequías o plagas en los cultivos recurren al sacerdote de la aldea. Sin embargo, para tratar una enfermedad recurren a las mujeres sanadoras, que usan remedios como arcilla, estiércol y plantas. Son conscientes de las limitaciones de sus métodos de curación, pero el acceso a la medicina moderna implica un largo y costoso viaje a la ciudad.

Los Amhara (abisinios) habitan usualmente las tierras altas del norte y el centro de Etiopía. A tan solo 9 grados de latitud norte y una altura media de 3000 metros, el aire es frío, y los Amhara se protegen de los rigores del clima con la tradicional toga de algodón o shamma. Son agricultores y ganaderos; el 40% de todo el ganado de Etiopía se encuentra en esta región. En estas tierras se planta el tef, un cereal cuya harina se emplea para preparar la enjera, el pan tradicional y base de la alimentación de Etiopía.

Un niño limpia el pescado que desechan los pescadores del lago Zwait bajo la atenta mirada de un marabú. Etiopia es un país de jóvenes; casi la mitad de su población (50 millones) son menores de 15 años. El 88% de los niños viven en zonas rurales pobres con carencias en nutrición, educación, salud y vivienda. Esta pobreza obliga a muchos padres a retirar a sus hijos de la escuela para que trabajen y contribuyan económicamente a la familia.

Los San eran grandes cazadores y recolectores que durante miles de años vivieron en equilibrio con la naturaleza. Pero la creciente adquisición de tierras para agricultura y ganadería, y el descubrimiento de diamantes, les ha ido expulsando de sus tierras. Ahora malviven en las Reservas del gobierno donde son víctimas del alcoholismo, la depresión, el SIDA y la tuberculosis. A pesar de su pobreza comparten lo poco que poseen o lo regalan, ya que quedárselo les convertiría en avariciosos, el peor pecado para un San.

Los ancianos reciben el máximo respeto y el mejor de los cuidados en la familia marroquí. La opinión de las mujeres ancianas suele ser la más respetada en el núcleo familiar. Cuando les saludes y comas en su mesa, usa siempre la mano derecha, pues la izquierda es considerada impura, ya que se utiliza para el aseo íntimo.

Como esta chica, demasiadas mujeres africanas (en Mali, una de cada cuatro) usan cremas para aclarar su piel. Asocian una piel más clara a más belleza y a mayor facilidad para encontrar trabajo o un buen marido. La mayoría de las cremas blanqueadoras que se venden en África contienen sustancias nocivas como mercurio, hidroquinona, esteroides o lejía, que pueden causar daños en la piel (quemaduras), en el riñón y en el peor de los casos, cáncer. Y aunque han sido prohibidas en países como Sudáfrica o Senegal, su consumo sigue sin descender.

Los mercados, además de servir para comprar, vender o trueque de productos, son lugares de encuentro y reunión social con personas de otros poblados. Los Hamer son fieles a sus tradiciones y el trabajo diario está dividido por sexos: los hombres vigilan el ganado, mientras que las mujeres se ocupan de los cultivos, van a por agua, leña, muelen el grano, cocinan, cuidan a los niños…

Otra peculiar costumbre de los Mursi es la escarificación, que consiste en practicar cortes en la piel y rellenarlos de ceniza para que se inflamen y cicatricen formando relieves geométricos. Las mujeres suelen hacerlo en los brazos y pechos. Estas cicatrices se consideran atractivas, y muchas chicas desean lucir sus propios dibujos. Los niños se las hacen cuando cazan algún animal y los hombres para mostrar que han dado muerte a enemigos.

Son buscadores de oro. En la franja del Polisario cavan agujeros de hasta 10 m de profundidad en busca de oro. Contratan chicos subsaharianos, que por muy poco dinero y sin protección realizan este trabajo. Algunos quedan atrapados en esos hoyos por derrumbamientos. Al fondo el tren más largo del mundo, que con dos o tres locomotoras arrastra hasta 170 vagones que transportan hierro desde las minas de Zuerat hasta el puerto de Nuadibú.

Tener un rebaño de camellos equivale a riqueza. Un pastor cuida del rebaño durante todo el año y se va desplazando en busca de las escasas zonas donde crece algo de pasto. La carne de camello es muy valorada y se vende a buen precio en los mercados. Cuando hay una boda se sacrifica un camello para alimentar a los invitados.

En Europa nunca permitiríamos que nuestra hija de 7 u 8 años cargara todo el día a su espalda a su hermano pequeño. En África, es lo usual. Los hermanos mayores se hacen cuidadores de los pequeños; con ellos pasean y juegan. Con demasiada frecuencia las niñas son obligadas a dejar sus estudios para cuidar de hermanos o familiares. Tienen menos opciones de desarrollo individual y profesional por el solo hecho de haber nacido en contextos marcados por la pobreza, la desigualdad, la exclusión o las guerras.

Mali ocupa el tercer lugar de los países donde resulta más difícil crecer y vivir siendo mujer. En una sociedad gerontoparental, el poder está en manos de los hombres mayores. La distribución sexual del trabajo es muy desfavorable para las mujeres, que, sobrecargadas no disponen de tiempo para su desarrollo personal. En el ámbito doméstico realizan casi todas las tareas, cuidan los niños, van a por agua, preparan comida, recogen madera,…; y en el sector agrícola son la principal fuerza de trabajo.

Estos hombres usan un dhow para desplazarse desde el continente a la isla de Kilwa Kisiwani. Es una embarcación de origen árabe caracterizada por una vela triangular, un bajo calado, y un solo mástil. Y aunque se asocia al Islam, porque fue el medio que permitió propagar esta fe por el Océano Índico, el dhow se utilizó principalmente para transportar grano, pescado, esclavos y minerales. Para remendar sus velas emplean cualquier cosa, como restos de sacos.

Un niño caboverdiano ayuda a descargar los peces que han capturado los pescadores con su pequeña embarcación. La isla de Boavista es conocida por sus playas y dunas de arena blanca. Está rodeada de arrecifes donde se hundieron más de 40 barcos, que ahora son hábitat de cientos de especies marinas. A sus playas llegan cada año a desovar miles de tortugas bobas (Caretta caretta). Durante años han sido capturadas “apañadas” y matadas para extraerles los huevos que se destinan al consumo local y de turistas, dejando las playas salpicadas de cadáveres. Actualmente esta práctica está muy perseguida.

Un hombre Hadza hace fuego frotando ramas. Los Hadza son un grupo minoritario con apenas 1.000 individuos que viven en las proximidades del lago Eyasi. Son una de las últimas tribus cazadoras-recolectoras del mundo, y probablemente la última en África. Los frutos, raíces y tubérculos recolectados por las mujeres son la parte principal de su régimen alimenticio, que es complementado con animales que los hombres cazan con sus arcos. Su sociedad es igualitaria. Comparten todo, especialmente la carne.

En Tanzania, sobre todo en la isla de Zanzíbar, miles de niñas trabajan como criadas. Los “ganchos” las buscan en zonas rurales del continente y persuaden a los padres con promesas de que sus hijas trabajarán y vivirán con una buena familia, tendrán un salario decente e irán a la escuela. Pero cuando llegan a las casas la realidad es otra: son tratadas como esclavas, no les permiten ir a la escuela, no reciben salario, no se relacionan con otros…

Los Karo proceden de las tierras montañosas, de donde salieron en tiempos de una gran sequía, en busca de pastos para su ganado. Llegaron hasta las orillas del río Omo donde se establecieron. Pero la mosca tse-tse acabó con sus rebaños y les forzó a dedicarse a la agricultura. Ahora cultivan sorgo, alubias y maíz principalmente. También pescan y recogen miel.

Esta madre Hamer que amamanta a su hijo es una primera esposa, como manifiesta la protuberancia de su collar. Cada mujer en Etiopía tiene de media cinco hijos. Esta cifra casi se duplica en las zonas rurales, como también lo hace la mortandad infantil. Su hijo posiblemente sea uno de los millones de niños etíopes para los que la desnutrición es una amenaza. La dieta de estos niños carece de elementos nutricionales básicos esenciales para su desarrollo, lo que afecta negativamente a su sistema inmunológico y los hace muy vulnerables a las enfermedades.

Quedan unos 13000 ejemplares de la jirafa de Angola (Giraffa giraffa angolensis) en la naturaleza y unos 20 en los zoológicos. La población de jirafas en África está disminuyendo de manera alarmante debido a la caza furtiva y a la pérdida de su hábitat. En los últimos 15 años sus poblaciones han descendido más del 40% en todo el territorio.

En las escuelas de secundaria de Tanzania hay una media de 89 alumnos por aula. En algunas áreas del país los estudiantes viajan 25 km cada día para ir a la escuela. Más de 1,5 millones de adolescentes no asisten o abandonan sus estudios debido a la escasez de escuelas en las zonas rurales y por la política discriminatoria según la cual las chicas embarazadas o casadas son expulsadas. Aunque la educación es gratuita, muchas familias no pueden afrontar los costes del transporte, uniformes o libros.

En Senegal hay más de 20.000 cayucos y más de 500.000 personas dependen de la pesca para subsistir. Por ello es necesario mantener los stocks pesqueros en una región donde el 30% de la población padece malnutrición. Sin embargo, más de la mitad de las especies de peces de interés comercial en África Occidental, están sobreexplotadas. No es la flota pesquera del país la responsable de la sobrepesca en Senegal, sino los grandes barcos procedentes de Europa y Asia.

El turismo sexual en las Islas de Cabo Verde es un secreto a voces. Muchas mujeres y niñas se ven obligadas a prostituirse para sobrevivir. Sin embargo, la explotación sexual afecta también a los chicos jóvenes, especialmente en la isla de Sal. Algunas mujeres occidentales, también conocidas como “mamasitas”, ven la oportunidad de “pasar un buen rato” con los chicos cabo-verdianos a cambio de dinero.

La carretera es la principal vía de transporte en Senegal, pues absorbe el 90% del desplazamiento de bienes y personas. La mayor parte de la población carece de vehículo propio y recurre al transporte público para desplazarse. Los Ndiaga Ndiaga realizan rutas largas y lentas entre ciudades; además del billete del pasajero, se paga por cada maleta. Pueden transportar hasta 30 pasajeros.

Debido al menor valor atribuido a la educación de las niñas, a los deberes familiares y a las expectativas de matrimonio, es muy frecuente ver más niños que niñas en las escuelas de secundaria. En esta escuela de Zwait, un grupo de Salesianas trabajan para evitar que las niñas abandonen los estudios y para empoderar a las mujeres, formándolas en algún oficio.

La pobreza es el problema de fondo en Mali, uno de los países más depauperados del mundo (ocupa el puesto 176 de 188 en el Índice de Desarrollo Humano), un lugar donde alrededor de la mitad de la población vive con menos de un euro al día. De los jóvenes que emigran solo una cuarta parte va a Europa, mientras que la mayoría lo hacen a países vecinos, principalmente francófonos, como Senegal, Mauritania o Argelia.

¡Cuánto condiciona la vida de un niño el lugar donde nace! Un niño nacido en Europa tiene cubiertas todas sus necesidades básicas de salud, alimentación y educación. Y, ¿cuántos juguetes tienen nuestros hijos? Posiblemente bastante más de lo que verdaderamente necesitan. En las zonas rurales de África los niños solo necesitan un amigo, un palo o unas piedras para jugar y ser felices.

En la isla de Gorée estuvieron portugueses, holandeses, ingleses y, finalmente, franceses. La pobreza de las casas populares contrasta con las elegantes mansiones de los mercaderes que vivieron en la isla. Algunas de estas casas pertenecieron a las signares, mujeres locales que hasta finales del siglo XIX eran las amantes de los colonos europeos, disfrutaban de un estatus superior y una vida con mayores comodidades que sus conciudadanas.

El Parque Nacional de Etosha, con una extensión de 22270 km², es uno de los espacios protegidos más grandes del mundo, y el refugio de animales más importante de Namibia. A pesar del elevado número de aves en Etosha, el atractivo principal del parque son los grandes mamíferos, relativamente fáciles de observar, sobre todo en la época seca, cuando se concentran en las charcas para beber.

El Bosque de Aloes, en afrikaans Kokerboom Woud, reúne centenares de ejemplares de hasta 300 años de edad de una planta suculenta Aloidendron dichotomum, que puede alcanzar una altura de 9 metros. Este aloe de aspecto arbóreo se conoce localmente como «árbol de la aljaba» porque los bosquimanos lo utilizaban para hacer las aljabas en las que llevaban sus flechas. El bosque de Kokerboom tiene un enorme valor ecológico; es hogar del damán de El Cabo.

Un grupo de elefantes recorre el Parque Nacional de Amboseli. Al fondo, el macizo volcánico del Kilimanjaro, la montaña más alta de África, emerge en medio de las llanuras de Tanzania. Desde que se tienen registros (1912) las nieves del Kilimanjaro se han reducido en un 85%, y están a punto de desaparecer. Lo que sorprende no es el deshielo en sí, sino la velocidad a la que se produce.

Los Hamer son polígamos. Los hombres, siempre que tengan suficiente ganado para pagar las dotes, pueden casarse con tantas mujeres como deseen, pero siempre con mujeres Hamer. Las mujeres al casarse cubren la frente con su pelo, que está impregnado de una pasta hecha con ocre y grasa y se cuelgan un collar metálico. El de la primera mujer lleva una protuberancia en la parte delantera, que indica su estatus social, muy respetado. Lleva el peso de la familia y participa en la toma de decisiones importantes.

En las zonas rurales de Tanzania la forma usual de desplazarse es a pie o en bicicleta. Encuentras personas andando por todos los caminos, con sandalias fabricadas con las gomas de neumáticos. Los medios de transporte en zona rural son muy escasos, los carriles no siempre están en buen estado y la pobreza no ayuda a tener un vehículo. Tan sólo los más privilegiados acceden a una moto china en la que es frecuente ver 4 o 5 personas, y es que actúan como taxis.

El baobab, además de ser el árbol representativo de Senegal, es un elemento clave en el Sahel, ya que un solo árbol puede almacenar hasta 120000 litros de agua. De él se aprovecha casi todo. Con su fruto, llamado pan de mono, rico en fibra y nutrientes, se elabora una bebida tradicional en Senegal, el bouye, que además se usa contra la fiebre y la disentería. De las semillas y la cáscara de sus frutos se obtiene aceite de mesa. Las hojas jóvenes se consumen como verdura. Y con su corteza se fabrica papel y cordajes y se obtienen más productos medicinales.

A los Karo es gusta la ornamentación corporal. Pintan sus cuerpos con yeso y adornan sus cabezas con flores. Es una tribu al borde de la extinción; su población no llega a los 1000 individuos. Su forma de vida se ha mantenido desde hace 500 años, y entre sus costumbres está la de matar al mingi. Un mingi es un bebe que nace con malformaciones, fuera del matrimonio, o al que le salen antes los dientes superiores. Según la tradición, un mingi traerá desgracias a la aldea como sequía, hambre o enfermedad, por lo que debe ser eliminado. Se abandona en la sabana para que lo coman las hienas, se tira al rio para alimentar cocodrilos o le llenan la boca de arena para que no respire.

Aunque por ley el matrimonio en Mauritania debe ser posterior a la mayoría de edad, casi el 40% de las chicas se casan antes de los 18 años y el 20% antes de los 15. Esa ley permite que el tutor o un juez (siempre hombre) pacten un matrimonio en “interés” de la niña y “consentido” por ella (su silencio equivale a asentimiento), y se acuerda entre una niña de familia pobre y un hombre rico o influyente, o con un primo suyo (maslaha), para que la mantenga. Casar a una hija representa tener una boca menos que alimentar y explica el alto abandono escolar de las chicas que pasan de ser el 60% en primero de primaria al 18% en sexto.

El PN de Ruaha es una vasta zona seca atravesada por el río Ruaha, un curso de agua que se reduce a unas pocas piscinas en la estación seca. Casi la cuarta parte de la superficie terrestre se convertirá en desierto para finales de siglo. El proceso de desertización no será gradual sino abrupto. Según un estudio liderado por científicos españoles, el calentamiento inducido por el cambio climático acumula pequeños cambios hasta que una tierra árida se convierte en desértica. Una vez pasado ese umbral, ya no hay vuelta atrás.